Enseñar un idioma no necesariamente significa practicarlo, usarlo o seguir aprendiéndolo. 

Pensemos en un entrenador que prepara a personas para maratones. Planifica la progresión de los entrenamientos, muestra la técnica, guía, da consejos y comparte experiencias. 

Ese es su papel. Pero eso no significa que, por hacerlo, esté automáticamente listo para correr el maratón. 

Tiene la ventaja de saber qué hay que hacer… sin embargo, igual necesita entrenar. Incluso podría necesitar a su propio entrenador.

Exactamente lo mismo le pasa a quienes enseñan un idioma que aprendieron como una segunda o tercera lengua. Si lo usan solo en el aula, puede aparecer la sensación de que lo están perdiendo

 El ciclo del desgaste lingüístico

 Y así empieza el ciclo del desgaste lingüístico.

 Las emociones que despierta pueden tener un impacto profundo en el día a día de un profe. 

  • la sensación de que tu trabajo no es suficientemente bueno
  • un bajón en tu autoconcepto profesional 
  • preparación excesiva (motivada por la inseguridad)
  • agotamiento y aburrimiento

Profe, no estás haciendo nada mal. Simplemente estás atrapado en un sistema que no deja espacio para tu voz.

 El antídoto contra el desgaste lingüístico

 Aunque parezca difícil de creer, romper el ciclo sí es posible. 

Paso 1: Diferenciar entre contenido pasivo y activo 

¿Alguna vez has dicho esta frase: “Entiendo todo, pero no me salen las palabras”?

Es el síntoma de que tu conocimiento está en modo pasivo

La mayoría de los profes consumimos mucho contenido:

  • Podcasts 
  • Libros y manuales 
  • Series o películas

Y sí, claro que ayuda y sirve, pero si no se activa, no se convierte en confianza.

Paso 2: Activar tu consumo 

Existen diferentes maneras de hacerlo: 

  • Escribe un diario o graba notas de voz con resúmenes o análisis de lo que lees y escuchas. 
  • Crea tarjetas con las palabras o expresiones que quieres poner en práctica. 
  • Haz mini debates contigo mismo/a frente al espejo. 

Lo más importante es que identifiques cómo aprendes tú. No todo método sirve para todos. 

Por eso creé una checklist gratuita para identificar el estilo de aprendizaje: No es magia es estrategia.

La puedes usar para ti y para tus alumnos también.

Ahora ya puedes dar el primer paso para romper el ciclo. 

¿Te resuena lo que escribo?

¿Rompemos el ciclo?

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Me encantará leerte. 

Con cariño,
Anaheli